Por las mujeres guerreras


Ya en la primera frase de Orgullo y prejuicio, "es una verdad universalmente aceptada que un soltero con posibles ha de buscar esposa", Jane Austen plantea claramente la situación de la mujer en la Inglaterra del siglo XVIII. No obstante, como más adelante aclara, una mujer ha de tener conocimiento completo de la música , del canto, del baile, del dibujo y de los idiomas, y según el propio Darcy añade "algo más sustancial, mediante el perfeccionamiento de su inteligencia gracias a unas lecturas muy extensas". Así es muy difícil, por no decir imposible.
Sin embargo, a lo largo de toda la novela la autora desgrana que, por su propia naturaleza, si a las mujeres se les permite expresar su libertad de pensamientos, con toda esa instrucción, puede ser excepcional el resultado. Ella decía que su idea de buena compañía es la de gente bien formada con una gran conversación. Y esa es la principal característica de las dos hijas mayores de los Bennet, instruidas de tal manera que no solo brillan por su belleza sino por su inteligencia, consiguiendo romper las barreras del prejuicio hacia sus posibles matrimonios ventajosos debido a la modesta situación económica de su familia

Virginia Woolf decía que "una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción" y contando con que la autora supera en dos siglos a Jane Austen parece sorprendente la similitud con su forma de pensar. Sin embargo, ambas fueron educadas en casa rodeadas de libros y desarrollando su capacidad de pensar.
Es en "La Señora Dalloway" donde Virginia Woolf plantea una mujer reprimida sexualmente pero con una perfección absoluta de cara al resto del mundo. Desde el primer momento deja claro que Clarissa es la perfecta anfitriona y así abre la novela refiriéndose a que "la propia Señora Dalloway comprará las flores". A pesar de que la novela transcurre en un solo día de Junio, durante la fiesta organizada por Clarissa es cuando se entera del suicidio del otro personaje principal, Septimus, lo que hace que reflexione sobre su pasado, convirtiendo los flashbacks de la protagonista en otra historia paralela.

En "Las chicas son guerreras" de Irene Cívico y Sergio Parra, editado por Penguin Random House, junto a Virginia Woolf se nos presentan otras 25 mujeres extraordinarias de la historia, como Marie Curie o Frida Khalo y contemporáneas como Susan Sontag, escritora, o Annie Leibovitz, fotógrafa. Ya en la introducción nos dicen que para las chicas guerreras, el único límite es el cielo y así debe ser para todas las mujeres. Pasaron a la historia por conseguir cosas extraordinarias, pero todas y cada una de nosotras tenemos que luchar para conseguir que esas cosas extraordinarias nos pasen a nosotras.
Desde Hipatia de Alejandría en el siglo IV hasta nuestros días con Malala las mujeres han conseguido dejar sus huellas en la historia, forjando la historia de las propias mujeres y de la humanidad en general. ¡¡¡Somos guerreras y tenemos que demostrarlo!!!
                               Os espero entre los libros

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